DON SÉRVULO GUTIÉRREZ ALARCÓN.

Son más de cien años de saber de la existencia y obra de don Sérvulo Gutiérrez Alarcón

Donde están más vivas que nunca, todas sus emociones y entrega en sus cálidas obras del artista plástico peruano, que nos muestra vividas la pasión, el hechizo, el amor de la vida misma en un romántico quehacer en el arte.

Nacido en la ciudad de Ica un 28 de febrero de 1914.

Unos de los artistas plásticos más importantes del siglo xx en su tendencia del expresionismo, de carácter, libre y genuino supo mantener su idiosincrasia en sus diversas temáticas, que sobreviven en este tiempo, obras valiosas e insuperables, resumiendo el amor a su inspiradora musa su Ica querida, que lo vio nacer y descubrirse como todo lo que significa el y su obra;  creció y experimento los dolores y disfruto la buena aventura de ser famoso y deseado por muchas damas de entonces y en su agonía lo que hubiese calmado gran parte de su dolor de saber que significa ser parte de la historia peruana y de los logros que alcanzo con su impetuosa personalidad, llena de enérgica originalidad con que hizo cada obra. Un artista que trabajo inspirándose en un clima en un estado de convivencia con la naturaleza, y sus bondades, que capto el misticismo en cada obra con aquella carga de elementos que en tan solo segundos el captara con los pinceles manos y las mezclas de sus colores, que brotaran  en la vida cotidiana ya que fue un solitario autodidacta y no dejo nada para después.

Viviendo cada etapa de su vida con intensidad, pasión y entrega.

Contemplo el dolor lo enfrento con mucho tesón y buen desempeño, viviendo hasta el 21 de julio de 1961.

Descubrió que  con sus manos podía crear y luchar por sus ideales lo que lo hicieron cada vez capaz de abordar nuevos retos y ser sin proponérselo llegar a ser uno mas de los ya reconocidos artistas plásticos en el Perú.

Entre su acervo poético los dejamos a

continuación con uno de sus poemas que lleva el título:

El HUARANGO  

Por Sérvulo Gutiérrez Alarcón

“Debajo de un árbol lleno de esperanza, Tenía los brazos dislocados en todas partes y era casi como un hombre tremendo, olía como si fuera mi abuelo, no caminaba; estaba frente al mar.

Se agarraba a la esperanza de un solo color: Ica de frente la esperanza; el rosado de tu cuerpo eterno en las arenastiene el tiempo que nosotros los iqueños hemos regresado para darte en partela voluntad de nuestro cariño y eso es todo.Ahora tengo tiempo para mirarte bruja mía,pájaro indígena.Con esos dos colores yo te siento; uno de los tuyos.

Es tal vez un rojo, el otro que acaba de morir. En un niño mío…Si en las arenas te encuentro Huarango dadme esperanzas. Tal vez tú no te acuerdes de mí, yo comía tus semillascuando era un niño tú fuiste bueno conmigo, y no me olvido.

Y al salir, mi madre me esperaba con una flor del cementerio, Entonces, descubrí, que yo vivía, que tenía tiempo; la muerte ya era mía. Árbol extraño, no te miento. ¡Déjame arriba !

 

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